A la vuelta de su segundo viaje a
Argentina, el 7 de marzo de 1929, Primo de Rivera ordena la detención de varios
estudiantes que se habían manifestado contra el nuevo estatuto
universitario. Ortega renuncia a su cátedra de
Metafísica en la Universidad Central, que ocupaba desde que ganó las
oposiciones en 1910, pero aunque ésta no le fue admitida hasta el 22 de julio, Ortega dejó inmediatamente de dar sus
clases, además de renunciar al cargo de vocal en la Junta para Ampliación de
Estudios e Investigaciones.
Ortega había comenzado después de
Navidades un curso en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad
Central un curso titulado “¿Qué es filosofía?”. Tras su dimisión continuó a partir del 9 de abril su curso
en la sala Rex, para trasladarse después al teatro Infanta Beatriz debido a la
gran afluencia de público, donde impartió las cinco últimas lecciones, hasta el
17 de mayo. Como la renuncia a la cátedra implicaba la renuncia al sueldo,
Ortega puso precio al curso: 30 pesetas la entrada, 15 para estudiantes, lo que
no impidió que se llenara.
A final de año impartió, para un
selecto grupo de discípulos, un nuevo curso en los locales de la Revista de
Occidente, en la Gran Vía. Publica la primera edición de “La rebelión de las
masas”.
"¿Es tan claro, tan evidente como algunos presumen, que no se puede -moralmente hablando- hacer daño al toro ni al caballo?¿Es de mejor ética que el toro bravo -una de las formas más antiguas, en rigor, arcaica, extemporánea, de los bóvidos- desaparezca como especie y muera en su prado sin que muestre su gloriosa bravura? Es un error creer que la capacidad de sentir resonar en nosotros el dolor sufrido por un animal sirve de medida para nuestro trato moral con él".