De "Misión del bibliotecario" (Revista de Occidente, mayo de 1935)

"Sí, la vida es quehacer. Sí, la vida da mucho quehacer, y el mayor de todos, acertar a hacer lo que hay que hacer".

De "Misión del bibliotecario" (Revista de Occidente, mayo de 1935)

"Misión es esto: la conciencia que cada hombre tiene de su más auténtico ser que está llamado a realizar. La idea de misión es, pues, un ingrediente constitutivo de la condición humana, y como antes decía, sin hombre no hay misión, podemos ahora añadir: sin misión no hay hombre".

De "Un rasgo de la vida alemana, II" (La Nación, 3 de marzo de 1935)

"El furor es la falta de inhibición, de última mesura, es ceguera para la multilateralidad de la vida".

De "Un rasgo de la vida alemana, II" (La Nación, 3 de marzo de 1935)

"El ensueño es la aspiración paralítica y desplumada que, sintiéndose incapaz de volar hacia la realización de las cosas, allá en el efectivo mundo, se contenta con imaginarlas dentro de sí. El ensueño es el hueco de la acción ausente".

De "Un rasgo de la vida alemana, I" (La Nación, 24 de febrero de 1935)

En 1935, Ortega cumple 25 años de matrimonio y cátedra, y se le concede la Banda de la República y la Medalla de Oro de Madrid. También se piensa en proponerle para la Real Academia de la Lengua.

Tras el asesinato de Calvo-Sotelo, Ortega comienza a temer por su vida y se muda primero a casa de sus suegros (Serrano, 47), y después a la Residencia de Estudiantes (20 y 21 de  julio), porque fue puesta bajo protección diplomática por las embajadas del Reino Unido y de Estados Unidos. Allí se le agudizó su dolencia hepática, y allí un grupo de antifascistas le obligó a firmar un manifiesto a favor de la República.

En “La historia como sistema”, publicada este año, reafirma su concepto de filosofía de la historia, basada en el concepto de generación.

"Una de las causas de nuestra irritación ante el prójimo estúpido es que se nos presenta siempre con ideas sobre las cosas formadas con impresiones fragmentadas, piltrafas y muñones de cosas".