lunes, 30 de noviembre de 2015

De "La agitación obrera" (El Sol, 30 de mayo de 1920)

"Convenía, pues, que los obreros repensasen su credo, volviesen a meditar sobre sus armas y su plan de combate y se libertasen del torpe fanatismo con que siguen la irreal geometría de Marx. El Manifiesto comunista es una obra genial de captación e ilusionismo; pero nada más. La realidad se ha vengado de ella como de todo intento que se haga para suplantar lo vivo y concreto por lo pensado y abstracto".

martes, 24 de noviembre de 2015

De "La coligación conservadora" (El Sol, 12 de mayo de 1920)

"Desde hace varios años corre a la deriva la vida pública española. Se suceden los Gobiernos sin que haya podido intentarse una política cohesiva, continuada, dueña de todos los factores del Poder y orientada en un sentido fijo. Trae esto como consecuencia no sólo que no se haya ensayado nada constructivo en nuestrom país, sino que, falta de presión, se ha ido evaporando la impulsividad pública  sin llegar a concretase en un vigoroso germen de futura política",

martes, 17 de noviembre de 2015

De "El señor Dato se encarga del poder" (El Sol, 4 de mayo de 1920)

"No se ha interrumpido, y parece que no se interrumpirá si no es muy bruscamente, muy violentamente, el viejo desbarajuste de la política española. Continuamos viviendo entre bufonadas".

martes, 10 de noviembre de 2015

De "Pascua y calvario" (El Sol, 3 de abril de 1920)

"Dada la calidad del espíritu público en los tiempos que corren, la mayor demencia es conservar el statu quo. Lo mismo en lo político que en lo social".

martes, 3 de noviembre de 2015

De "Como los arrieros del cuento" (El Sol 16 de enero de 1920)

El 16 de julio de 1920 se declara de nuevo vacante la plaza que iba a ocupar Ortega en la Academia de Ciencias Morales y Políticas, aunque se daba al filósofo la posibilidad de optar y presentar de nuevo el discurso. Sin embargo, finalmente no lo hizo.

"Es útil al Estado que haya revolucionarios, con tal que no sean muy numerosos. Ellos imponen la evolución a la inercia de los demasiado felices, constituyen el fermento de la sociedad que impide su putrefacción; son, como decía sonriendo Epicuro, la sal que conserva el pernil del cerdo".