martes, 3 de noviembre de 2015

De "Como los arrieros del cuento" (El Sol 16 de enero de 1920)

El 16 de julio de 1920 se declara de nuevo vacante la plaza que iba a ocupar Ortega en la Academia de Ciencias Morales y Políticas, aunque se daba al filósofo la posibilidad de optar y presentar de nuevo el discurso. Sin embargo, finalmente no lo hizo.

"Es útil al Estado que haya revolucionarios, con tal que no sean muy numerosos. Ellos imponen la evolución a la inercia de los demasiado felices, constituyen el fermento de la sociedad que impide su putrefacción; son, como decía sonriendo Epicuro, la sal que conserva el pernil del cerdo".

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