martes, 27 de marzo de 2012

De "La cuestíon moral" (El Imparcial, 27 de agosto de 1908)

"Desde su noble orgullo de teutón virtuoso miraba Fichte a los pueblos románicos ir perdiendo las energías morales y le parecían razas muertas, incapaces de resurgimiento y fecundidad, como cisternas evaporadas en un inmenso desierto arenisco. La cultura es un acto de bondad más que de genio, y sólo hay riqueza en los países donde tres cuartas partes de los ciudadanos cumplen con su obligación".

1 comentario:

  1. Para poder cumplir con la obligación es preciso que las "energias morales" se renueven, se alimenten y fortalezcan, si en lugar de eso se debilitan y diluyen, el concepto de obligación sufre también un deterioro, una relativización, entonces la pregunta inevitable es: ¿por qué voy a cumplir yo si nadie lo hace, si el que está por encima rehuye su responsabilidad?
    Por otra parte: ¿hasta dónde llega la obligación? ¿Es lo mismo obligación que responsabilidad? Tal vez esta última es el ejercicio heróico de aquella, en el sentido de ir más allá de lo que me ha sido asignado, porque puedo hacerlo y porque es preciso que alguien lo haga, que alguien dé un paso al frente y encabece la marcha. Es preciso que alguien tenga un concepto de lo moral más elevado con independencia del lugar que ocupe.

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