martes, 4 de septiembre de 2012

De "Una respuesta a una pregunta, II" (El Imparcial, 21 de septiembre de 1911)

"España no ha sido realmente nunca un poder espiritual, no ha sido nunca una energía superior dentro del anfictionado europeo y, por lo tanto, no puede hablarse de que haya decaído, o a lo menos se hablará sólo de una decadencia política y corporal. Lo que ha desorientado a los hombres que han pensado sobre nuestra historia es que somos probablemente el pueblo cuyos destinos exteriores y mecánicos han seguido marcha más divergente de sus destinos íntimos, de su evolución cultural. Se da, por ejemplo, el caso de que nuestra hegemonía política coincidiera con el Renacimiento, y más acá de él, con la época en que Europa echa los cimientos de su vida moderna; y sin embargo, somos el único pueblo que no colaboró en el Renacimiento ni en la subsecuente instauración del racionalismo occidental."

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