martes, 25 de septiembre de 2012

De "Una visita a Zuloaga" (La Prensa, 4 de febrero de 1912)

En 1912 Ortega y Maeztu se acercarán al Partido Republicano Reformista, fundado ese año. Ambos estaban de acuerdo en la necesidad de educar en España a una minoría de intelectuales. El 12 de mayo pronuncia su conferencia “La `Idea´ de Platón” en el Ateneo de Madrid. En diciembre impartirá allí el curso “Tendencias actuales de la filosofía”, del cual estaban previstas cuatro lecciones, pero añadió una quinta.

"Hace muchos años que los pintores no pintan cuadros. Andan entretenidos en resolver problemas técnicos que son, sin duda, de enorme importancia, para aumentar las facultades del arte. Mas esto trae consigo la renuncia a la cuarta dimensión, que necesita toda obra de arte para serlo plenamente. Y esa cuarta dimensión es la sensibilidad para los temas esencialmente humanos".

1 comentario:

  1. Esa cuarta dimensión no solo es necesaria para el arte. Lo es para todo aquello que afecta al hombre, la ciencia, la economía, la política, la mecánica. Es la única forma de evitar que el ser humano se convierta en materia de laboratorio sobre la cual aplicar todo tipo de variables y catalizadores, a ver cuánto resiste, cuándo reacciona y cuándo se satura. Hoy, supongo que como entonces, un cientifismo árido se ha impuesto, es más fácil contender con las cosas que con las personas y todas y cada una de sus circunstancias. ¿Cómo gobernar los afectos, la trascendencia, las emociones todo aquello que no entra en una probeta y que no se puede representar en una función? Es uno de los empeños de la ciencia vincular las emociones a un gen, a una reacción química, a un modelo matemático... Pero ¿no sería más fácil aceptar la existencia del alma y cultivar la sensibilidad por los temas esencialmente humanos?

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