martes, 16 de julio de 2013

De "Un discurso de ida y vuelta" (España, 23 de abril de 1915)

"Hoy, en España, los grandes bandos públicos -derechas e izquierdas- no son más que solidaridades del equívoco. No son cuencas donde fluyen las riberas de la espontánea convicción individual: al contrario, nacen de la indecisión con que los individuos sienten sus propias opiniones. Si tuviéramos todos la energía de poner, primero, bien en claro nuestros juicios íntimos, y luego, de confesarlos, veríamos estallar esos grandes partidos ficticios y formarse numerosos grupos, en cada uno de los cuales se hallarían reunidas, tal vez, gentes que no se sospechaban tan próximas.

A esos grupos de real, profunda unanimidad, es preciso aspirar, perforando los caparazones de las actuales estructuras. Y esto no puede hacerse si no tenemos la entereza de volver provisionalmente la espalda a los credos convencionales y descender a nuestro propio corazón para buscar allí esas convicciones personalísimas, inalienables, sobre cada asunto, que a lo mejor están ocultas, temblorosas y amedrentadas por el rumor que sobre ellas hace el tropel de los tópicos transeúntes. Cuando todo lo público está falsificado sólo puede salvarnos la fidelidad de cada cual consigo mismo".

No hay comentarios:

Publicar un comentario