"Acercarse al arte o a la ciencia equivale a aceptar libérrimamente un superfluo régimen de imperativos y de normas: supone que hallamos un placer en someternos a ciertas leyes y que en vez de acomodarlas a nuestro gusto más sincero deseamos adecuar a ellas nuestro gusto. Acontece lo mismo que en el tiro al blanco. Puede uno perfectamente vivir sin tirar al blanco; pero si se tira, hay que esforzarse por dar el él".
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