martes, 4 de agosto de 2020

De "No ser hombre de partido, I" (La Nación, 15 de mayo de 1930)

"Esa exigencia de que todos los hombres sean partidistas es uno de los morbos más bajos, más ruines y más ridículos de nuestro tiempo. Por fortuna, comienza ya a ser arcaica, extemporánea y se va convirtiendo en vana gesticulación. Crece, en cambio, el número de personas que consideran esa exigencia, además de tonta, profundamente inmoral, y que siguen con fervor esta otra norma: «No ser hombre de partido»".

No hay comentarios:

Publicar un comentario