martes, 22 de mayo de 2012

De "Imperilaismo y democracia" (El Imparcial, 12 de enero de 1910)


El 22 de marzo de 1910, Ortega escribe al presidente de la Junta para la Ampliación de Estudios e Investigación Científica, Santiago Ramón y Cajal, para solicitar una nueva pensión que le permitiera continuar sus investigaciones en Alemania. 

Se casa el 7 de abril con Rosa Spottorno y Topete. La luna de miel la pasaron en El Escorial, pues ya estaba preparando su viaje a Alemania. Y muere Nicolás Salmerón, catedrático de Metafísica de la Universidad Central. Ortega se presenta a las oposiciones y las gana, siendo nombrado catedrático el 25 de noviembre, a los 27 años. Para no perjudicar a los alumnos de la Escuela Superior de Magisterio, continuó con las clases sin percibir sueldo.

Se funda la Residencia de Estudiantes y Ortega empieza su colaboración con ella, como vocal del Patronato, colaboración que se prolongaría hasta la guerra civil. Allí comenzó su tertulia, a la que asistía todos los días un poco antes de la hora de comer, que más tarde será sustituida por la de la “Revista de Occidente”. Ortega consideraba fundamental la educación para resolver el problema español; de ahí su conferencia del 12 de marzo de 1910 en Bilbao, con el título “La pedagogía social como programa político”.

"El pueblo, los muchos sin los pocos, sin la minoría cultural, no puede cumplir ninguna labor histórica que merezca la pena. Una sociedad necesita que la sensibilidad para las ideas sea en ella un hecho normal y constante: no otra cosa que esa continuidad ideológica es la cultura, y, en mi opinión, hombre culto es aquél para quien en todo momento el mundo interior existe. El inculto, el abyecto, sólo alcanza la visión de las sustancias ideales en dos o tres instantes de su vida: cuando el placer sumo o el extremo dolor sutilizan tanto sus nervios, que las vibraciones de éstos valen momentáneamente como una ficción de espiritualidad. La bestia doliente es casi humana, y la masa popular, acosada por la amargura o furiosa de indignación, toma, a veces, resoluciones académicas. Pero esto no basta."

1 comentario:

  1. ¿Y qué pasa cuando la minoría no es cultural sino populista? ¿Cuando cualquier vestigio de cultura es sustituido consignas políticas, incendiarias de los animos y cegadoras del entendimiento? ¿a quién recurrir en semejante tesitura?

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