El 22 de marzo de 1910, Ortega escribe al
presidente de la Junta para la Ampliación de Estudios e Investigación
Científica, Santiago Ramón y Cajal, para solicitar una nueva pensión que le
permitiera continuar sus investigaciones en Alemania.
Se casa el 7 de abril con Rosa Spottorno y
Topete. La luna de miel la pasaron en El
Escorial, pues ya estaba preparando su viaje a Alemania. Y muere Nicolás Salmerón, catedrático de Metafísica de
la Universidad Central. Ortega se presenta a las oposiciones y las gana, siendo
nombrado catedrático el 25 de noviembre, a los 27 años. Para no perjudicar a
los alumnos de la Escuela Superior de Magisterio, continuó con las clases sin
percibir sueldo.
Se funda la Residencia de
Estudiantes y Ortega empieza su colaboración con ella, como vocal del
Patronato, colaboración que se prolongaría hasta la guerra civil. Allí comenzó su tertulia, a la
que asistía todos los días un poco antes de la hora de comer, que más tarde será
sustituida por la de la “Revista de Occidente”. Ortega consideraba fundamental
la educación para resolver el problema español; de ahí su conferencia del 12 de
marzo de 1910 en Bilbao, con el título “La pedagogía social como programa
político”.
"El pueblo, los muchos sin los pocos, sin la minoría cultural, no puede cumplir ninguna labor histórica que merezca la pena. Una sociedad necesita que la sensibilidad para las ideas sea en ella un hecho normal y constante: no otra cosa que esa continuidad ideológica es la cultura, y, en mi opinión, hombre culto es aquél para quien en todo momento el mundo interior existe. El inculto, el abyecto, sólo alcanza la visión de las sustancias ideales en dos o tres instantes de su vida: cuando el placer sumo o el extremo dolor sutilizan tanto sus nervios, que las vibraciones de éstos valen momentáneamente como una ficción de espiritualidad. La bestia doliente es casi humana, y la masa popular, acosada por la amargura o furiosa de indignación, toma, a veces, resoluciones académicas. Pero esto no basta."
¿Y qué pasa cuando la minoría no es cultural sino populista? ¿Cuando cualquier vestigio de cultura es sustituido consignas políticas, incendiarias de los animos y cegadoras del entendimiento? ¿a quién recurrir en semejante tesitura?
ResponderEliminar