martes, 19 de junio de 2012

De "Nueva Revista" (El Imparcial, 27 de abril de 1910)

"A mi manera de ver, patriotas españoles serán los que opongan a la realidad nacional presente más profundas negaciones. El patriotismo afirmativo suele ser pecaminoso y grosero, y sólo le hallo fecundidad cuando se trata de defender el territorio invadido por barbaries enemigas. En tiempos de paz, que son sazón de trabajo, amar a la patria es querer que sea de otra manera que como es. Los éxtasis ante el vino de Jerez, ante el cielo bruñido de Castilla, ante las pupilas febriles de una andaluza, ante el Museo de Pinturas, ante don Antonio Maura, no rinden beneficio alguno económico o moral de la raza. En general, el éxtasis es el pecado, la máxima concupiscencia: es la disposición que toma el espíritu para fruir. En el patriotismo extático gozamos de nuestra patria, la hacemos un objeto de placer.
 
Frente a este patriotismo extático conviene suscitar el patriotismo enérgico: amar a la patria es hacerla y mejorarla. Un problema a resolver, una tarea a cumplir, un edificio a levantar: esto es patria".

1 comentario:

  1. Ocurre con la patria como con alguien a quien se ama: no se le puede dejar en paz, no se puede permitir que se estanque, se le debe azuzar hacia un ansia de algo más, de algo mejor. Querer que sea más, que sea mejor es una especie de anhelo insaciable que también tiene que ver con uno mismo: el orgullo de decir yo puse mi parte, esto es parte de mí y yo formo parte de ello. Pero claro, para eso hace falta una grandeza de ánimo y de espíritu que es difícil alcanzar.
    En cualquier caso me ratifica en que la crítica es absolutamente necesaria, con algunas acotaciones que seguro habrá ocasión de comentar más adelante.

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