martes, 17 de julio de 2012

De "Sencillas reflexiones (II)" (El Imparcial, 22 de agosto de 1910)

"La manía de ser anti-algo suele aparecer entre los síntomas de una vida mental averiada; la furia  de la mente no es sino la explosión de aquel antagonismo difuso a que tiende su miseria fisiológica. El odio, el afecto negativo no ejerce en él la función de mero vehículo puesto al servicio de la honra herida o de la justicia atropellada: para el loco lo sustantivo es odiar, irritarse, ejercitar su enorme capacidad de antagonismo, sea contra quien sea y por el motivo que sea.

En este prurito de manifestarse anti-algo, el algo nada importa y el anti es todo. Pocas cosas mueven a tan grande melancolía como ésta de ver en un pueblo decadente, donde ninguna conciencia individual posee contenidos precisos y firmes: pugnan los unos por forjarse una personalidad mediante la negación de los otros. Ser enemigo de mi vecino constituye todo mi haber espiritual; pero como mi vecino no es tampoco otra cosa que el enemigo de su vecino, el cual soy yo, resultamos a la postre no siendo nada ni yo ni él.

Hoy por hoy el anticlericalismo no pasa de ser una represalia, una cuestión personal y negativa. Eso no es liberalismo, ni eso es democracia".

1 comentario:

  1. Para mí que ser "anti" es una especie de autoafirmación cuando la vacuidad lo llena todo. Lo más curioso es que no hay nada que aglutine tanto como el "anti", nada que esté tan lleno como esa vacuidad.
    En cualquier caso reniego de su última frase. No hay nada más democrático que la gestión asamblearia de la nesciencia colectiva convenientemente dirigida por los "antílogos". Si Ortega hubiese vivido más hubiese acabado apreciando las bondades del sistema actual.
    N. B.: anti: opuesto. logo: persona versada, especialista. Logos: Razón, principio racional del universo. Antílogo no existe, pero debería

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