martes, 30 de julio de 2013

De "Un discurso de resignación" (España, 14 de mayo de 1915)

"Adquirir esa mínima porción de confianza pública es, pues, hoy la condición a que un partido nuevo tiene que supeditar todas sus actitudes. Sin eso, el contenido concreto del programa, sea el que fuere, no tendrá ningún valor. Vano será que el partido reformista aspire a la libertad y a la democracia si no se cuida de colgar a la cabecera de su política una piel de armiño. En política no basta con ser lo que se es: hace falta parecerlo".

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