martes, 24 de septiembre de 2013

De "Personas, obras, cosas" (Prólogo), 1916.



En 1916, después de dirigir la Liga de Educación Política desde su fundación en 1913, pone en  marcha el proyecto de “El Espectador”, donde irá desgranando sus reflexiones hasta 1934, año del octavo y último tomo.


El 2 de mayo presenta en el Ateneo a Henri Bergson, que había llegado a España con un grupo de académicos franceses a finales de abril, para estrechar los lazos culturales entre los dos países.


Comienza su primer viaje a Argentina en julio de este año, acompañado por su padre, gracias a la invitación de la Institución Cultural Española  de la Universidad de Buenos Aires. Allí dará un ciclo de nueve conferencias con enorme éxito en el curso abierto al público “Introducción a los problemas actuales de la filosofía” (Facultad de Filosofía y Letras), del 7 de agosto al 7 de octubre, impartiendo una lección cada sábado.

También impartió nueve sesiones de un seminario dedicado a la “Crítica de la razón pura”, de asistencia restringida, dentro de la misma facultad. No llegó a pronunciar las dos conferencias previstas sobre “Cómo Miguel de Cervantes solía ver el mundo”, pero sí otras no previstas en un principio, que fue invitado a pronunciar ante el enorme éxito de su curso, incluidas algunas en otras ciudades del país como Tucumán o Mendoza. Mientras, en España se publica el primer tomo de El Espectador. 

"Mi mocedad no ha sido mía, ha sido de mi raza. Mi juventud se ha quemado entera, como la retama mosaica, al borde del camino que España lleva por la historia. Hoy puedo decirlo con orgullo y verdad. Esos mis diez años jóvenes son místicas trojes henchidas sólo de angustias y esperanzas españolas".



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